sábado, 15 de agosto de 2015

El Lazarillo de Tormes

Carta 2

Costanilla de Valladolid, 15 de agosto del 2015

Querido Lázaro:

Te escribe al que conocías como Escudero. Sé que ya pasó tiempo desde que me marché, pero deseo saber cómo estás. Resulta que, ya te habrás dado cuenta, no soy poseedor de muchos lujos, y tuve que escapar de la justicia para seguir viviendo. 

Recuerdo que cuando te encontré andando por las calles, tú solicitabas un amo. Entonces yo te dije: "-Pues vente conmigo (...) que alguna buena oración rezaste esta mañana para que Dios te hiciera el milagro de toparte conmigo." (Anónimo, 2005, p. 37) Ahora, creo que mas bien fui tu peor desdicha. No solo te dejaba hambriento por días, sino que te mentí y abandoné, sabiendo que mis malas acciones podrían recaer sobre ti. Volví a mi hogar, Costanilla de Valladolid. Para mi buena fortuna, nadie me buscó por ahí. No sé si es por su decisión o por que no me delataste. Si es que así fuera, no me sorprendería. Tal vez te estés preguntando por qué te escribo. Mi respuesta es que me siento muy culpable por lo que cometí. !Dios mío! He recordado todos nuestros momentos juntos, y no es falso testimonio decir lo mucho que te he hecho sufrir. Sin embargo, tú nunca dijiste palabra y en esos días en que conseguías comida, me invitabas, pues tenías conocimiento del hambre que yo también pasaba. Es más, te daba excusas increíbles: "... Pues el hartar es de los puercos y el comer en forma moderada es de los hombres de bien." (Anónimo, 2005, p. 40) Debo reconocer la creatividad que tuve al momento de decir mentiras.

Pero, basta de recordar los malos momentos. Solicito tu perdón y deseo decirte que te tomé mucho cariño, por lo cual estoy muy preocupado por ti. Días después de llegar a mi tierra, no podía dejar de pensar sobre lo que estarías aconteciendo en esos momentos. Por eso, regresé a nuestra vieja casa, cubriendo mi rostro para que no descubran quién soy, y vi que te habías marchado. La tristeza se apoderó de mí.Quería encontrarte, al menos para pedir disculpas en persona. Fue realmente gratificante cuando te conté mi vida, pues no había hecho eso con nadie más. "En esto estábamos cuando entraron a la casa un hombre y una vieja." (Anónimo, 2005,p. 53) Tenía que pagarles y luego de eso, arruiné nuestra antigua amistad.

No me ha ido tan bien, pero al menos ahora tengo un trabajo, y en mis tiempos libres preguntaba a quien podía sobre si conocían a un joven llamado Lázaro. En una oportunidad,  descubrí que tenías un nuevo amo, un fraile de la Merced. "Abrigaba notable aversión a cantar en el coro de los oficios sagrados y a comer en el convento (...) y de hacer visitas..." (Anónimo, 2005, p. 57) Eso fue lo que me contaron. Espero que estés bien con él, aunque tal vez te canses de acompañarlo en sus visitas. Escríbeme Lázaro, por favor. Si es deseo de Dios, te pueda encontrar otra vez y entonces nos podemos convertir en grandes amigos. Prometo que, si esto ocurre, dejaré la hipocresía de lado y las apariencias.

Saludos,
El Escudero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario